MOTRIL

La Virgen de la Cabeza pasa por ser el más grande referente espiritual que ha tenido la ciudad desde el siglo XVI. Tal hecho se constata fehacientemente, pues a lo largo de los años las muestras de devoción no han cesado de reiterarse y de ello pueden dar fe los documentos de época que se custodian en archivos locales, provinciales y nacionales. Son éstos bellos ejemplos de cómo los sentimientos de todo un pueblo se han trasmitido de generación en generación para reafirmar el valor de la fe cristiana y exponer públicamente su amor filial a la Virgen Morena.

Secularmente los orígenes de Nuestra Señora de la Cabeza en Motril vienen marcados por una constante que se repite con cierta frecuencia en la mayor parte de poblaciones costeras del reino de Granada. Ésta es, sin duda, la de dar culto público a una imagen mariana con un pasado legendario.

Salobreña, Almuñécar, Almería, o Ugíjar, por citar sólo algunas, tienen tras de sí una enigmática historia que habla de incesantes gestas épicas, de apariciones milagrosas, de intervenciones divinas y de otros hechos portentosos. El fin suele ser siempre el mismo, ya que de forma subliminal se pretende mostrar la autenticidad del dogma cristiano.

Esta línea argumental es la que sigue el presente trabajo y por ello se centra en exclusividad en los primeros tiempos de su advenimiento. Curiosamente existen diferentes versiones de un mismo hilo conductor que articula su historia sobre el voto que unos marinos hacen tras una cruenta tempestad.

Distintos tratadistas refieren que la llegada acontece entre 1500 y 1510 y se aduce, con cierta intención, la posible ascendencia oriental de la imagen. Ciertamente, la leyenda fija las bases para el arraigo devocional y hechos y actuaciones como el de la instauración de su patronato o la construcción de su santuario, que marcan los hitos de una más que manifiesta querencia popular hacia la Divina Madre. Sí, esa Divina Madre que ha conseguido enraizar la advocación de Nuestra Señora de la Cabeza en el ámbito más meridional del antiguo Reino de Granada.

Virgen Motril antigua

Leyenda aparición Virgen Motril

La leyenda de la aparición de la Virgen de la Cabeza en Motril es, sin duda, el aspecto que más ensalzan los motrileños cuando aluden a la historia de esta majestuosa imagen mariana. Dejando a un lado su mítica significación, es evidente que la tradición oral ha jugado un papel importante en la transmisión de todo el soporte ideológico que lleva implícita su devoción.

Pero cierto es que en nuestros días todavía no ha aparecido ninguna documentación de época que constate fielmente su milagrosa venida hasta esta tierra o, incluso, la propia autoría de la efigie.

En efecto, el documento de más antigüedad que alude a sus legendarios orígenes data de 1630, si bien lo hace de una forma marginal. Los testimonios que se aducen remarcan el hecho de que nadie duda de la aparición milagrosa de la Virgen. No se aportan fechas ni datos contrastados; tan sólo se sustentan en la tradición oral que se ha ido transmitiendo de padres a hijos.

La información pretende abundar en la idea de que la imagen es consustancial al lugar y que no se puede mudar a cualquier otro sitio. Para los regidores del común “la dicha imagen de tiempo inmemorial a esta parte, sin que aya cosa en contrario a estado en la dicha casa y sitio que oy está, en donde por tradición antigua es cierto milagrosamente se apareció y en el dicho sitio siempre a estado…”1 .

El licenciado Tomás Aquino y Mercado resulta más explícito al tratar el arribo de la imagen. Para el cronista su aparición queda predeterminada por la majestad divina, que es quien dispone “que en el año de 1500 viniese a ser nuestra moradora y patrona Nuestra Señora de la Cabeza, en cuio cerro tiene su santo templo sirviéndonos de castillo fortaleza y amparo…” .

Pero es más, con cierta elucubración intenta conectar su llegada con el definitivo sometimiento de los moriscos que se han rebelado en las Alpujarras. En sus notas el autor afirma que la imagen fue trasladada en procesión desde la Playa de las Azucenas hasta la parroquia de Santiago y ya de noche apareció en el Cerro del Castillejo, paraje que en su honor y para siempre habría de recibir el nombre de Nuestra Señora de la Cabeza .

Otra exposición, esta vez de los regidores y vecinos de la villa, precisa como arriba la imagen a Motril. En la actualidad no consta el original de dicha relación y su contenido hemos podido conocerlo gracias a las investigaciones llevadas a cabo por el historiador Manuel Rodríguez Martín4 . Es, desde luego, la referencia más antigua, de ahí su trascendencia documental.

Exponen los regidores que “esta dicha Villa tiene por Patrona y abogada una Imagen de Nuestra Señora de la Cabeza que milagrosamente vino a ella abía mas de ciento y veinte años en la manera siguiente; traiála una nave que venía de levante y levantose una tormenta tan fuerte que se le quebraron los árboles y viéndose perdidos los marineros y demás gente de la nave se incaron de rodillas delante desta Imagen y pidieron a Nuestra Señora suplicase a su bendito Hijo les librase de la tormenta y le prometieron que donde quiera que la tormenta parase sacarían esta Imagen a tierra y allí le fabricarían una hermita, llegó la nave derrotada de mui lejos a la plaia desta villa y allí paso la tormenta sin poder la nave ir adelante ni bolber atrás y en cumplimiento de lo prometido, la gente de la nave saltó en tierra vino a dar quenta al clero de lo que se a dicho y juntos con la gente desta Villa fueron en procesión y sacaron esta Imagen de Nuestra Señora y la colocaron en un sitio alto que se ase con la población que mira la dicha villa y la mar y vega de ella y le pusieron por nombre Nuestra Señora de la Cabeza por el sitio donde la pusieron que parece es la cabeza desta población y allí la edificaron una ermita.”5 .

Camarín Virgen de la Cabeza de Motril

Con relación a la exposición antecedente, Aquino y Mercado no hace ninguna innovación pocos años después. Su afirmación es más sucinta, pero con igual grado de verosimilitud. Casi todas las versiones posteriores no aportan nada nuevo; se basan en la misma fuente y ha mediado en su redacción al menos un siglo desde que fueron expuestas. Son verdaderas réplicas que incorporan como novedoso todo cuanto le permite la imaginación a su autor.

Quizás la que más significación tiene es la que compone Melchor de Andueza, capellán del Santuario en el año de 1764. Aparece ahora una versión más legendaria si cabe, que incide, sobre todo, en la predisposición de la Virgen a morar en el lugar. Se recrea en ella un momento histórico que se sustenta en determinados sucesos tomados del Libro de Novenarios de la Virgen, aunque narrados con mayor suma de detalle y para ello se rescatan unos hechos milagrosos que en su más amplio sentido entroncan con la historia del pastor Juan Alonso de Rivas.

En la nueva versión el capellán refiere que en “el año de mil quinientos, habiéndose aparecido milagrosamente en esta playa fue acompañado del estado eclesiástico y conducídola en una devota procesión la puso en la iglesia que entonces era la de Santiago, en donde comunicando sus milagrosos influxos se mantuvo hasta que la Sagrada Imagen manifestó querer su fundación en el sitio que oy tiene por este portentoso medio, echaron la de menos del referido templo los cristianos viejos y atribuyéndolo a malicia de los moriscos, y que habrían robado tan precioso tesoro, se fulminó por V.S. acompañado de la justicia el más riguroso decreto contra estos. Duró la confusión y pena, hasta que un muchacho que con unas cabras se condujo al cerro del Castillejo (hoy sitio de la Cabeza) vido, adoró y veneró entre unos matorrales la sagrada imagen tan llena de resplandecientes luces que hasta a los animales que conducía suspedía; gozoso corrió al pueblo dio parte de todo y presuroso la halló y con grande júbilo la dejó en su casa y para quitar la sospecha de si maliciosamente la pondrían en el referido sitio o si se iría, se determinó por V.S. de acuerdo con el eclesiástico, que de noche se pusiesen personas fidedignas que la custodiasen como en efecto se ejecutó y habiéndoseles infundido un profundo sueño, al amanecer la hecharon de menos, fueron al mencionado sitio y hallándola la trajeron, de todo lo cual certificado V.S. dispuso hacerle templo como en efecto se ejecutó, aunque por la brevedad, pequeño…” 6 . Los datos que proporciona el archivero Antonio Ramón Micas a Pascual Madoz parecen ser la fuente primordial sobre la que giran los demás relatos coetáneos a su tiempo, aunque como se puede comprobar, obvia la mítica leyenda que hemos referido con anterioridad.

El carácter erudito e ilustrado de Micas nos permite comprender por qué no menciona el citado memorial y por qué son las fuentes escritas la base fundamental de sus aportaciones. Según este autor la tradición refiere que “unos marinos portugueses por el año de 1.510, sustrajeron de Corinto la santa imagen y que navegando hacia su país, sufrieron tan recia tempestad que al cabo de 6 días de naufragio aportaron salvos a Motril, y edificaron a la Virgen en este paraje su primitiva ermita”7 .

El análisis de las distintas versiones que hemos podido analizar confirma y ratifica el valor de la fe hacia una imagen mariana que ha cumplido ya cinco siglos de historia. En verdad esta Virgen Morena despierta pasiones, siempre lo ha hecho en Motril y lo sigue haciendo en nuestros días; no hay más que leer las sentidas frases que el laureado poeta Gaspar Esteva Ravassa le dedica en 1912 para poder comprenderlo.

Porque para él “esa escultura de tan reducida dimensión, esa imagen antiquísima de parda tez y de facciones no muy bien talladas, es para nosotros los motrileños una imagen insustituible. Atrévase cualquiera a reemplazarla y aunque en sustitución de la existente una maravilla escultural se colocara, profanación habría de parecernos tal atrevimiento. Tiene, en efecto, el corazón del pueblo algo de cierta instintiva y no insana idolatría que acompañando a su sincera religiosidad, le eleva no sólo a la devoción para con la significación de las sagradas imágenes, sino también al afecto hacia las imágenes como signos. Y es natural y lógico ese afecto.La imagen que solemos venerar en las iglesias, la imagen de nuestra Virgen de la Cabeza es para nosotros la misma que estamos viendo desde niños, la misma ante la cual se postraron nuestros padres, la misma que adoraron nuestros abuelos, la que a más de bendecida por la liturgia está como ungida y consagrada por la acción del tiempo.

Imagen y ermita Virgen de la Cabeza de Motril

Tras cinco siglos de historia, la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza mantiene hoy en día bien oculto su pasado. La tradición suele relacionarle con una procedencia oriental por su particular fisonomía y ciertos rasgos de su tez morena; es más, algunos cronistas se atreven a identificar geográficamente el lugar de origen, Corinto, pero nada de ello tiene fundamento científico, sino más bien espiritual.

Altar Virgen de la Cabeza de Motril

En efecto, Oriente es cuna del cristianismo y por tanto cualquier relación con este vasto espacio geográfico realza, sin duda, el significado y el valor devocional de la talla. En cualquier caso resulta significativo que la Virgen de la Cabeza siga siendo una gran desconocida en nuestros días, pues todavía se mantienen ocultos aspectos tan relevantes como el de la naturaleza de la talla o el de su propio artífice.

En principio el estudio detallado de la efigie nos muestra las divergencias existentes entre la fecha que consigna la leyenda y sus rasgos estilísticos. Quienes actualmente tienen la oportunidad de contemplarla encuentran frente a sí a una imagen ataviada con un rico ajuar que le ha sido legado en épocas pasadas. Pudiera parecer que se trata de una imagen de vestir, pero no es así. Su verdadera riqueza se encuentra en la naturalidad ya que se trata de una talla completa. La efigie alcanza una altura de noventa centímetros y se encuentra labrada en un solo bloque de madera noble. Se presenta de pie, con el Niño Jesús sostenido en su brazo izquierdo, mientras que en la mano derecha, ligeramente alzada, porta actualmente un cetro, símbolo de su majestad divina. La figura de Niño Jesús, en postura sedente, exhibe su total desnudez y tan solo un pequeño paño de pureza cubre parte de su bajo vientre.

Un análisis minucioso nos permite apreciar los recursos estilísticos utilizados por su anónimo artífice. Así, la cabeza se exhibe tocada con un pequeño velo que cubre parcialmente el cabello y acaba deslizándose sobre los hombros entre agitadas sinuosidades. A partir de aquí un manto recorre toda la espalda para orlar con rectitud de líneas toda su superficie dorada. La Virgen se reviste, además, con túnica que se deja caer con naturalidad hasta los pies.

Por lo que respecta al rostro, representa el fiel reflejo de su divinidad. Semblante alargado con leve inclinación, frente pronunciada, cejas alzadas, ojos alicaídos, mirada baja, boca diminuta y unos finos labios constituyen en su conjunto los rasgos propiamente humanos que le confieren esa paz espiritual que ostenta toda imagen divina.

Con tales características es posible aventurar que Nuestra Señora de la Cabeza huye del hieratismo y la rigidez de líneas que presentan las esculturas del gótico tardío. La naturalidad del tocado, la túnica o el manto de la Virgen son elementos que hablan por sí mismos de una etapa posterior y si tenemos en cuenta que todos los indicios parecen converger en la tesis de que la ermita ya es una realidad en 1519, podríamos aventurar su existencia en ese primer tercio del siglo XVI.

Según la leyenda los motrileños erigieron casa a la Virgen de la Cabeza en un altozano cercano al núcleo murado de la villa. En verdad los tratadistas antiguos no se ponen de acuerdo para concretar el momento exacto en que ésta fue construida. Jerónimo Santoyo afirma que ya existía en 15909 , premisa que aunque acertada se aleja mucho de la realidad. El Maestre de Campo Antonio Moreno inspeccionó las defensas de la costa granadina en 1567 y en su informe exponía que existe en Motril “un padrastro de una montaña a donde esta una hermita…”10. Más antigüedad le confiere el Libro de Actas Capitulares de la villa, que en su sesión correspondiente al día 3 de junio de 1539 consigna el reparo de la acequia junto a la huerta de Andrés de Castilla y el paso de la pucha que va al mar y a Nuestra Señora de la Cabeza11. Por tanto, al menos en ese año la primitiva ermita es ya una realidad. Pero dado que no existen actas anteriores para aclarar la cuestión, podemos ir más allá y aventurar la hipótesis de que 1519 es el punto de partida de la primitiva morada de la Virgen12.

Al parecer fue la villa quien dispuso su construcción y así lo da a conocer uno de sus regidores, D. Pedro de Ulloa y Quesada, en el litigio que mantiene con los frailes franciscanos. Es más, en el tiempo a que hace referencia el documento ya se aduce el derecho de patronazgo que ejerce el común, que a lo sumo solo puede ser testimonial, ya que el protocolo que lo rubrica se concierta en 1635. Por lo que respecta a la ermita se sabe que estaba formada por una estructura de una sola nave cubierta con armadura de madera y capilla mayor de bóveda. Sus dimensiones dan fe de lo reducido del espacio puesto que alberga 10 mts. de largo por 4 mts de ancho. Tenía anexas, además, otra capilla más pequeña y un aposento para el ermitaño. La imagen de la Virgen está presente en la capilla mayor, mientras que en otro extremo de la misma recibe culto un Crucificado que al momento de la visita pastoral de 1591 aparece cubierto con un velo. En su examen la devoción a Nuestra Señora no quedó ajena a la autoridad del prelado, que mando sacar relación de los milagros obrados, aunque no se indica su tenor, sino la preocupación por llevar orden y memoria de ellos13 . La ermita persiste en el estado descrito hasta el momento exacto en que radica en la misma un convento franciscano. Acontece tal hecho en 1613, si bien, los antecedentes se remontan a 1611, momento en el que la villa recibe una comisión de la orden para examinar el lugar donde han de establecer la fundación. Y éste no es otro que el paraje conocido como “La Noria”, enclavado a extramuros de la villa y muy cerca de la ermita de San Sebastián. A los efectos de facilitar la labor pastoral de los religiosos se les cede el uso de esta ermita, en cuyo altar, una vez posesionados, podrían colocar de presente el Santísimo Sacramento. Sin embargo diversas cuestiones motivan a los frailes a cambiar su ubicación y erigir el convento junto a la propia ermita de la Virgen. Todos son conscientes de que allí recibe culto la imagen de Nuestra Señora y que su devoción, al amparo de su vieja leyenda, se ha ido acrecentando con el paso del tiempo.

El día 20 de julio de 1613 se verifica la arribada de los primeros religiosos para tomar posesión de la ermita, hecho que suscita honda repercusión en la villa. En ese acto, que sigue en toda regla el ceremonial de la época, el regimiento ordenó expulsar a los ermitaños a la vez que hacía entrega de las llaves de las distintas dependencias al padre Matías Tamariz. Los franciscanos permanecen en el cerro del Castillejo hasta el año de 1630. En todo este tiempo han desarrollado su labor pastoral con abnegación e, incluso, han llevado a cabo obras de ampliación en la ermita para acondicionarla a sus propias necesidades. Más las incomodidades del lugar y la lejanía del núcleo urbano les predisponen al abandono de la casa. Sus miradas se dirigen ahora hacia el lugar que debió ser su primitivo emplazamiento, el paraje de la Noria, que se ubica en el otro extremo de la vecindad. Las obras del nuevo convento principian en 1622 y concluyen el 2 de junio de 1630. En ese día y desde la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza los religiosos trasladaban el Santísimo Sacramento hasta su nueva casa celebrando con ello fiestas solemnes hasta ocho días después. Pero meses antes la controversia había quedado servida ya que los frailes tuvieron intención de llevar consigo la imagen de la Virgen. No habrá lugar, pues el hecho provocará un largo litigio entre las partes que queda definitivamente resuelto en el año de 1635.

La villa se rebela

En los inicios del mes de febrero de 1630 el Cardenal Spínola, arzobispo de Granada,se encuentra en Motril. Entre otros asuntos ha dispuesto el traslado de la imagen de laVirgen a la iglesia Mayor en decisión salomónica y como medida cautelar en el conflictoque enfrenta a la villa y la comunidad franciscana. Cree, asimismo, que por el momento laefigie se va a encontrar en la parroquial con mayor decencia y veneración.La ermita del Cerro del Castillejo esta ya próxima a ser desalojada por sus moradores,lo que implica una más que inminente desatención en el culto divino. Los religiosos se encuentran ultimando las obras del nuevo convento que erigen en las cercanías de «LaPalma» y ello puede ser motivo de controversia ya que quieren llevar consigo los enseres,insignias y ornamentos inventariados a su advenimiento. Es más, se ha llegado a oír que pretenden vender la ermita e incautarse la imagen15.

Este rumor exacerba el ánimo de losvecinos, que hacen frente común a tamaño despropósito buscando recaudo ante el vicariode la Iglesia Mayor. Finalmente será el prelado quien medie en el conflicto y ordene eltraslado de la imagen. La noticia provoca un gran revuelo en la villa; los vecinos noquieren que la Virgen abandone el lugar que tradicionalmente le ha servido de morada yasí se le hace constar a su Ilustrísima. Es mas, afirman que ese halo legendario y milagrosoque le envuelve cesará si el traslado se consuma.La determinación del Cardenal Spínola es firme e irrevocable. La traslación de laimagen ya ha sido fijada para el día 3 de febrero y se ha de verificar en solemne procesiónpor las calles de la villa. A pesar de ello el cabildo municipal intenta quebrar su actitud conun requerimiento en el que suplica al arzobispo que ordene sobreseer el traslado ymantenga la Virgen en su ermita. Exponen, igualmente, que fue el común quien labró sucapilla y que por tal motivo tienen consolidado el derecho de patronato. Es mas, afirmanque si el problema radica en su deplorable estado están dispuestos a construirle una nuevaa costa del vecindario. El requerimiento recoge igualmente las causas que han motivado eldeterioro de su fábrica, pues según afirman “la causa de no averse hecho un templosuntuoso a sido porque las personas a cuyo cargo a estado la dicha hermita que han sidolos religiosos de San Francisco, las limosnas que an xuntado las an aplicado a elconvento que nuebamente an hecho y ansi casi lo an acavado suntuosamente y sinbrevedad y agora que los dichos religiosos desamparan el dicho sitio del castillejo losvecinos desta villa por petición y allanamiento que tienen presentado ante VuestraIlustrísima se an obligado a hacer la iglesia que Vuestra Ilustrísima fuere servido dedisponer, lo qual aran a su costa y aseguraran el dicho allanamiento con fianças valiosasen cantidad de cien mil ducados y la acavaran dentro del termino que fuese posible…”16.Horas más tarde, concretamente a las doce de la mañana, el regimiento suscribe otrapetición al Cardenal en la que le suplican revoque su dictamen.

El concejo ha comprobadoque los ánimos se encuentran muy exaltados y que los vecinos pueden tomar las armaspara evitar el despojo que se les quiere inferir. Los intentos del común para impedir lo que consideran un latrocinio no obtienen elresultado que es de esperar. Horas más tarde y en presencia de todo su séquito el CardenalSpínola inicia la marcha para concurrir personalmente al traslado. No habrá lugar pues enla misma cuesta de la ermita los vecinos se amotinan y blandiendo sus armas interrumpensu marcha al grito de “no la han de llevar…”18. Símbolos religiosos, cruces y pendones sonderribados y el prelado, para evitar males mayores, decide retirarse al templo parroquial.Desde ese mismo momento el regimiento es consciente de la afrenta realizada y convoca acabildo para tratar la cuestión.

En su deliberación los regidores pretenden congraciarse consu Ilustrísima y por ello acuerdan que a la mañana siguiente, en unión de los vecinos,aposten la imagen frente a su residencia para significarle la anuencia a sus designios.Definitivamente, en ese día, la efigie quedará bajo la guarda y custodia del vicario de laparroquial con orden expresa de impedir cualquier otro traslado si no media elcorrespondiente mandato del ordinario.Meses después los franciscanos verifican el traslado a su nuevo convento. Lascrónicas refieren que con su marcha se practica todo un expolio pues las imágenes de bultodesaparecen y los altares y confesionarios se encuentran desmantelados. El aspecto de laermita es de total abandono y ello suscita el desconsuelo en la vecindad. Existeinformación escrita en la que se explicita como la villa erigió su patronato y permitió quela orden franciscana se estableciese allí con la única condición de dejar la imagen,lámparas, ornamentos y demás objetos de valor cuando mudasen su casa19.

El documento,sin embargo, contradice la exposición que sobre el convento de la Concepción refrenda elpadre Fray Diego Navarro en 1.646. Afirma éste en su crónica que el arzobispo deGranada le entregó por inventario la ermita, los bienes y alhajas de la misma, aspecto ésteque resulta difícil de asentir20.Los hechos narrados motivan al común para iniciar pleito por villa dando podercumplido al regidor Jerónimo de Spínola para que les represente como parte querellantecontra quienes han pretendido usurpar sus derechos y se solicite por vía de fuerza larestitución de la imagen a su ermita. La tramitación de la querella sigue el curso acelerado de los acontecimientos y desde la Curia granadina se pondrán en marcha los mecanismosque intentan despejar cualquier duda sobre la actuación del prelado. En este sentidoDamián de Tabora, fiscal general, presentará con fecha 20 de septiembre de 1.630 unarequisitoria en la que afirma que a la villa no le incumbe ningún derecho para suscitar lareclamación. Es más refiere que no tienen dominio sobre la imagen y demás bienesespirituales ya que tales extremos competen solo y exclusivamente al Arzobispo deGranada. En el mes de octubre el fiscal volverá a argüir con mayor fuerza si cabe losargumentos de su defensa. Es así como justifica que el motivo del traslado de la imagenhasta la iglesia Mayor se ordenó para cesar las ofensas que habitualmente se cometían enel lugar. Abundaba su exposición en el hecho de que “los excesos y pecados públicos quese cometían en el dicho sitio y lugar donde estaba la dicha imagen eran tan enormes quepedían grave castigo y que la dicha imagen se quitase del dicho sitio donde además de lodicho estava tan indecentemente que por ser playa y lugar despoblado estava a manifiestopeligro para que los enemigos de nuestra santa fe la llevasen o hiciesen otrodesacato…”. Y, finalmente, inculpaba a los propios vecinos de todos los males puestoque “las personas que fomentan el que se buelva la dicha imagen a el sitio donde estavano lo hacen sino por sus particulares intereses y porque buelban a concurrir en el dicholugar la xente que acudían de antes a hacer sus festines y xuntas más por sus particularesintereses como esta dicho que no por deboción que a ello les moviere…”.

Definitivamente, en los inicios del mes de diciembre, D. Pedro de Saavedra, notariomayor de la audiencia arzobispal, otorgó a la villa las apelaciones que tenía interpuestas.Sus diligencias acabaron exculpando la actuación del arzobispo ya que la imagen fuellevada a la Iglesia Mayor por la misma villa y no existió auto del prelado, juezeclesiástico o visitador que lo refrendase. La Real Chancillería de Granada dictófinalmente resolución favorable a la villa y por Real Provisión le fue comunicada ésta a D.Alonso García de Villamayor, Canónigo de la Santa Iglesia Catedral, quien a su vez dioórdenes al vicario de la parroquial para que restituyese la imagen a su ermita. La veneradaefigie de la Virgen de la Cabeza volvía, pues, a su morada a finales del mes de enero de1.631.

El patronato de la villa

El pleito suscitado por la villa ha puesto de manifiesto la gran devoción que losmotrileños sienten por su Virgen Morena y el deseo de construirle una nueva ermita y erigirse en su patrón. En esta disposición su depositario general, D. Luis Fernández deCórdoba, fue comisionado para promover las actuaciones, que definitivamente quedanultimadas el día 9 de febrero de 1635, fecha en la que se rubrica la pertinente escritura deposesión y patronato24. Ha sido el cabildo justicia y regimiento de Motril quien «con sucatólico y piadoso celo, deseando en todo la perpetuidad de tan santa obra a fomentado yaiudado con mucha instancia la fábrica de la dicha iglesia por sus comisarios que paraello ha nombrado para que con las dichas limosnas que todos han hecho y hacen se acabede labrar la dicha iglesia y mirando a la dicha perpetuidad nos han pedido les demos elnombramiento y derecho de Patronato de la dicha iglesia y casa de Nuestra Señora de laCabeza para que el dicho cabildo, justicia y regimiento de la dicha villa de Motril sea talPatrono cuidando del mejor govierno de la dicha santa casa, ansí para acabarla de labrary reedificar como para tenerla siempre reparada y para la asistencia en forma de villa ypor cavildo a la celebración de las festividades de la dicha santa imagen de NuestraSeñora de la Cabeza…»25.

La escritura de patronato lleva implícita una serie de preeminencias y condiciones quehan de cumplir obligatoriamente ambos poderes, eclesiástico y civil, cada uno en la parteque le corresponde. Dispone el protocolo que los regidores han de tener asientopreferencial en la ermita y que desde el mismo momento de la posesión podrán colocar lasarmas de la villa en la capilla mayor y en los lugares donde determinen enterrarse. Dichoreconocimiento habrá de satisfacer los derechos que asisten a la parroquia y en todo casose ajustarán a los cánones ya establecidos. Hacia estas fechas la fábrica de la ermita seencuentra en un estado muy avanzado y es público y notorio que todo el peso de su costoha recaído sobre los propios vecinos26. Se estipula, asimismo, que todos los años dos caballeros comisarios supervisarán el estado de las obras y colectarán las mandas ydádivas que se requieren para proseguir los trabajos en la ermita27.

Estos comisarios estánfacultados para gastar todo cuanto sea menester, tanto en materiales como en ornamentos sin que medie mandato o intervención superior. Sin embargo, una vez concluida sufábrica, cualquier dispendio que se ocasione habrá de quedar supervisado por el vicario dela iglesia parroquial. En todo este proceso un libro consignará al detalle las limosnas quese recauden y las aplicaciones que éstas han podido tener, quedando en todo momento adisposición de los prelados para su examen y control.Las funciones y regocijos que la villa ofrenda a la Virgen es objeto de atención enotro apartado de la escritura. Se establece que el día quince de agosto se conmemora sufiesta principal y los comisarios han de disponer todo lo que fuese menester para su mayorlucimiento. Ambos tienen poder cumplido para retraer las cantidades que precisen y sucuenta quedará anotada en la correspondiente partida del libro de cargo y data. En ese día,festividad de la Ascensión de Nuestra Señora, la imagen será aderezada bajo palio yefectuará su procesión de alabanza a hombros de cuatro sacerdotes. En la misma forma lohabrá de hacer en la mañana de Pascua de Resurrección, conmemoración que lleva implícito el traslado de la imagen hasta la Iglesia Mayor entre grandes fastos. Peroademás, de forma extraordinaria, la Virgen de la Cabeza podrá salir en procesión rogativapor causa de temporales, desastres naturales e infortunios. En todos los casos el cortejo habrá de transcurrir con la presencia obligada del regimiento de la villa, el vicario y losbeneficiados de la Iglesia Mayor.En lo que respecta a la ermita, queda asistida ésta por un capellán, además del resto deministros que habrán de efectuar las demandas y velar por la propia conservación de la estancia.

Dicho capellán depende en exclusivo del arzobispado granadino y su sustento ysalario, juntamente con el de los ministros, ha de ser retraído de las limosnas que serecauden. Si efectuado este dispendio se comprobase que sobra alguna cantidad, deberá ser entregada a los caballeros comisarios para su guarda y deposito. Tales fondos secustodiaran en un arca de tres llaves que obrará en la ermita junto a un libro inventario queconsigne los enseres y ornamentos adquiridos, juntamente con los reparos que se efectúenen su fábrica28. Como depositarios de esas tres llaves quedan el vicario de la iglesia Mayory los dos comisarios electos para el año, terna que habrá de verificar conjuntamente laapertura del arca. La justicia y regimiento de la villa permanece al margen delnombramiento del capellán, aunque le asiste el derecho de comunicar a la Curia su aquiescencia o disconformidad con la elección. No obstante, en virtud de su propiahacienda, se autoriza al regimiento a poder establecer cualesquier obra pía, memoria ocapellanía siempre que obtengan el preceptivo decreto del prelado. En este caso elnombramiento del capellán recaerá en el propio regimiento, aunque prevalecerá la potestadde la Curia si en su libranza se utilizan los fondos de las limosnas. En ambos casos no sepodrá perjudicar el derecho parroquial que corresponde a la Iglesia Mayor.Bajo todos estos preceptos el gobernador del arzobispado determinó finalmenteconceder el nombramiento de Patrono al concejo de justicia de la villa de Motril29. Elprotocolo fue entregado a su comisionado, D. Luis Fernández de Córdoba, comisario delcabildo, para que pudiesen tomar la posesión efectiva y cumplir “como tal Patrono entodo tiempo para lo cual, por ser como es obra tan santa y pía y que el dicho cabildo enesto no tiene otro fin sino tan solamente aumentar la devoción de la dicha santa imagenque los fieles cristianos en el exemplo de las nobles acciones del dicho cabildo se animena perpetuar con maiores aumentos esta tan santa piadosa obra…”.

30 Días después,concretamente el 20 de febrero, el concejo ratificaba las condiciones estipuladas en elprotocolo y determinaba ejercer su derecho el día 24 de dicho mes, fiesta del voto al patrónSan Matías. Siguiendo la costumbre, dos comisarios fueron designados para disponertodos los preparativos de la fiesta, tarea que recayó en los dos regidores encargados de lasobras, D. Pedro de Ulloa y Quesada y D. Estefano de Mortara. Definitivamente, en fecha de 22 de febrero de 1.635, D. Luis Espinosa Fonseca,vicario de la parroquial, refrendaba con su firma el asentimiento de la escritura. Llegado elansiado día 24, la imagen del Santo Apóstol fue erigida en andas y conducida hasta laermita para verificar frente a su pórtico el ceremonial que se acostumbra en estos casos.Con toda la ostentación del momento el regidor D. Estefano de Mortara, requirió a dichovicario la posesión efectiva de la ermita31 y el resto de miembros del clero asintieronafirmando que estaban prestos a cumplirlo. De seguida tomaron de la mano a D. Diego deAlvarado, alcalde mayor, y a D. Francisco de la Fuente Madrid, su regidor más antiguo, yentraron en la ermita juntamente con los demás caballeros y jurados. Finalmente, junto a lacapilla mayor y frente a la imagen de la Virgen, se les practicó su entrega. El regimiento,en conformidad, hizo oración dentro de la capilla y sentándose en forma de cabildoasistieron a la misa y sermón conmemorativo del día. En el acto se fijaron los escudos conlas armas de la villa en la capilla de la vieja ermita, lugar en donde se encontrabanexpuesta la efigie y en la propia capilla mayor que en estos momentos se estaba levantando. La villa de Motril ejercerá, pues, desde este día su patronazgo sobre la Virgende la Cabeza y su ermita.

Historia ermita Motril

Construcción ermina

Restituida la imagen a su ermita, pronto se inician las gestiones para labrar su nueva fábrica. El día uno de febrero de 1.631, D. Pedro de Ulloa y Quesada y D. Estefano de Mortara son nombrados comisarios para la obra por parte de la justicia y regimiento de la villa33 y días después principian las colectas de limosnas. Afirma el cronista Manuel Rodríguez Martín que el día 12 de febrero se comenzó el derribo de los muros y que dichos trabajos concluyeron un mes mas tarde. Sin embargo, la información procedente de documentos de época aclara que la nueva ermita se erigió en un lugar lindante a su vieja estructura y por tanto ésta, por el momento, no fue demolida. En todo caso tal derribo podría referirse a los muros de las edificaciones anexas que los frailes franciscanos dispusieron para su casa conventual. En el transcurso de este tiempo se remite correo a Granada para obtener la preceptiva licencia del ordinario.

La nueva ermita ha de culminar el gran deseo de la villa y la inauguración de las obras sigue el ceremonial protocolario de la época. Un cantero labra la primera piedra y el platero Miguel de Santiago cincela una lámina conmemorativa del hecho. El día 13 de marzo es la fecha en la que comienzan a abrirse los cimientos bajo la supervisión del maestro Isidro de la Chica y una vez concluidos, el día 25 de dicho mes se depositaron en él las piezas mencionadas, en concreto, la piedra labrada, la lámina y 14 reales en monedas de la época . Desde 1.631 la villa asume a su costa la fábrica del nuevo templo, aunque la labor de los alarifes principiará en 1.633, una vez consumada la traza y el fraguado de la cimentación. El ritmo de los trabajos queda supeditado a la dotación de las limosnas y el cabildo, como es costumbre, continuará sufragando la fiesta principal que todos los años dedican a la Virgen. El regimiento también asume el costo de la música y las colgaduras de la festividad, que tradicionalmente se traen de la ciudad de Granada35. Sin embargo será a partir de la formalización de la escritura del patronazgo cuando los trabajos cobren un mayor impulso.

Hacía 1.638 son ya mas de ocho mil los ducados empleados en las obras, si bien, han sufrido una prolongada paralización por falta de recursos. Es intención del regimiento que su ejecución quede ultimada en 1.639, pero la realidad se impone y deja ver la imposibilidad de llevarse a cabo. La escasez de limosnas parece solucionarse momentáneamente en 1.639 al devolver la Chancillería un donativo de 500 ducados de plata que la villa había prestado a la corona. Para los regidores, la Virgen de la Cabeza ha intercedido milagrosamente en su favor, pues son muchos los beneficios que “cada día recibe esta villa de su divina mano…”. El aporte extraordinario es contemplado en el cabildo, acordándose que se entreguen a los comisarios para que prosigan los trabajos en la ermita. Al mismo tiempo el concejo, como patrón que es, destinará una pequeña cantidad para la compra de cera a emplear en la fiesta principal. En otro orden de cosas este siglo, tan prolífico en asociaciones religiosas, conoce igualmente la primera hermandad que radica en la ermita. Se trata de la cofradía del Señor Santiago, que es organizada en 1.640 por vecinos naturales del reino de Galicia. Constituye éste un gremio cerrado tal como se estipula en sus estatutos dado que sus miembros no han de superar el centenar, y “han de ser gallegos y descendientes dellos, sin que se entremeta otro género de gentes mas de gallegos o desendientes dellos por vía de varón, y las dichas plazas an de estar siempre cumplidas y quando alguno muriese ocupe su plaza el hijo mayor varón que dexare subçediendo siempre de varón en varón…” .

Los cofrades dedican a su patrón una misa cantada con diácono y vísperas solemnes en su festividad, que tiene lugar el 25 de julio. Disponen igualmente sus constituciones que “la dicha hermandad y cofradía se sirva en la iglesia de Nuestra Señora de la Caveça desta villa, para adorno y servicio della…” 38. Asimismo, sus hermanos han de contribuir con sus limosnas a la fábrica de la ermita y el adorno de la imagen. Con el paso del tiempo la propia cofradía acogerá en su título la advocación de la Virgen de la Cabeza y en su fiesta contribuirán a la salida procesional de la efigie, aunque terminarán trasladando su residencia canónica a la Iglesia Mayor de la Encarnación.

Hacía el mes de abril de 1641 la ermita se encuentra totalmente acabada, aunque faltan bastantes detalles de su exorno interior. Su fisonomía externa difiere en su conjunto de la estructura que pervive en la actualidad. Tanto el camarín como algunos detalles de su portada principal se erigen en los comienzos del siglo XVIII, renovándose igualmente su interior con piezas de mármol de Génova. En conjunto se ha construido un espacioso templo sobre planta de cruz latina, aunque el crucero tiene escasa prolongación sobre sus brazos.

La nave central, en su desarrollo longitudinal, aparece cubierta por una bóveda de medio cañón, quedando reforzada en sus tramos por arcos fajones. Una cúpula, sustentada sobre pechinas, corona el altar mayor para otorgarle majestuosidad y grandeza a la estancia.

El templo, ha logrado, por tanto, plasmar en su configuración el gran deseo de la villa. La Virgen de la Cabeza puede morar desde ahora en un lugar decente, suntuoso y adecuado para recibir las plegarias de los motrileños. Será el regidor Pedro de Ulloa y Quesada quien en el mes de abril de 1.641 de cuenta al cabildo de la necesidad de trasladar la imagen desde la capilla antigua a su nueva morada. Tras casi diez años de labor continuada la ermita ya es una realidad y por ello se pretende conmemorar con grandes fastos. No hay mejor día para ello que el de su propia festividad, la Asunción de María. Vecinos, cofradías, hermandades y gremios, todos juntos, colaboran para el engrandecimiento de la fiesta.

En virtud de su patronazgo el cabildo ha dispuesto que se haga “la dicha fiesta y traslación de Nuestra Señora de la iglesia vieja a la nueva con el mayor lucimiento y regoxijo de fiesta que sea posible y se pueda hacer por ser patrona esta villa y a quien toca esta fiesta, y que se disponga con los gremios y vecinos la forma y de la manera que se ha de hacer…” 41. El contador Francisco Gómez Torrero y el regidor Juan Belluga y Moncada son nombrados comisarios con tal cometido y habrán de concertar todo lo que fuese menester para su mayor lucimiento. No obstante, el traslado, por diversas causas, entre ellas las económicas, tiene que ser pospuesto para los días finales del mes de octubre. En el cabildo del día 8 de octubre de 1.641 los comisarios encargados de la fiesta ponen de manifiesto que la villa les había librado “quinientos ducados para hacer la fiesta de la traslación de la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza a su casa nueva y que no lo habían cobrado por estar embargadas las rentas desta villa, y que la dicha fiesta estaba muy adelante, que se había de hacer a veinte deste mes…” 42. Definitivamente, en los primeros días del mes de noviembre se verifica el traslado y tanto el clero como los gremios, cofradías y la propia villa disponen los fastos que se acostumbran en estos casos. Para conferirle el esplendor que merecen serán contratados danzantes y maestros de fuego que habrán de ser costeados por el común. En la misma forma la municipalidad asume el gasto de cera, altares y otras partidas en honor de la santísima Virgen. Este año que está ya próximo a concluir quedará en la mente de todos como grandiosa efemérides que los motrileños nunca han de olvidar. La Virgen de la Cabeza, la Patrona de Motril, reside para siempre en su santuario, erigido por la villa en nombre de sus vecinos.

Desde su cúspide, que se alza sobre la vega y el mar, se domina todo el recinto de la villa, la vega y el mar, ámbitos sobre los que esta milagrosa imagen ha de extender su brazo protector como siempre lo ha hecho. La Virgen de la Cabeza, la Virgen morena, gozará, pues, desde ese momento de una casa digna en la que los motrileños le puedan ofrendar sus muestras de fe. Habrá que esperar al nuevo siglo para que de la mano del patronato real, la ermita vuelva a ser ampliada en su estructura además de ser enriquecida en su ornato para satisfacción y alborozo de sus vecinos.

Fuente: LA VIRGEN DE LA CABEZA EN MOTRIL. ANALES DE UNA DEVOCIÓN SINGULAR EN LA COSTA GRANADINA. Domingo Antonio LÓPEZ FERNÁNDEZ. Licenciado en Geografía e Historia.

Medalla de Oro Motril

El 13 de enero la Virgen de la Cabeza Patrona de Motril recibe la imposición de la Medalla de Oro de la Ciudad otorgada por el Excmo. Ayuntamiento de Motril, celebrada en el año 2000.
Coincide con un día solemne, con motivo de la celebración del día de los terremotos y con ello, la fe y devoción que el pueblo tiene a Ntra. Sra. de la Cabeza, Patrona de Motril.