Medallas antiguas Virgen de la Cabeza

Las medallas son objetos insertos en un patrimonio devocional de larga tradición en el seno de las principales devociones cristíferas y marianas, es decir, una de las formas de manifestación y divulgación más reconocibles de la religiosidad popular.
Son cómodas de transportar pues se llevan prendidas a diario y, a su vez, para quienes las adquieren u observan, producen en sí mismas una expansión fácil y rápida de nuestra devoción a los cuatro confines del orbe.
Centrándonos en nuestra imagen titular y patrona, los colgantes con la representación de la Virgen de la Cabeza son objetos sacramentales, símbolos que ayudan al creyente a recordar nuestra fe, y el origen de la misma, representando un epicentro.
Estas medallas, a su vez, nos ayudan, acercan y amparan para rezar directamente con nuestra titular, siendo aquellas verdadera intercesión entre nosotros y la efigie a la que pedimos protección o algún favor en sí, a razón de nuestras particulares circunstancias.

En definitiva, y como razón de ser principal de las mismas, las medallas nos recuerdan nuestra devoción, nos acercan a ella en momentos delicados o dichosos, según los casos, en donde la necesidad humana se presta a la oración, y nos abren el camino a la gracia, para seguir profesando la fe que un día nos legaron nuestros mayores, en muchos casos a través de estos objetos. 
Muchas veces estas medallas son bendecidas para impregnar de la providencia de nuestra Virgen de la Cabeza a las mismas, un síntoma inequívoco de la necesidad de portar con nosotros lo sagrado, como halo de protección que nos ampare de lo adverso.
Relacionada con este halo es la costumbre de regalar a los bebés una medalla en su bautizo, para dar protección al recién nacido.
El uso de medallas con la Virgen de la Cabeza es una tradición arraigada y muy antigua, testimonio vivo de los siglos de historia que encierra esta ancestral advocación serrana, y de la veneración que despierta  nuestra titular en la infinita gente que, como ya escribiera Cervantes en su Persiles y Segismunda, de cerca y de lejos vienen a verla.

En las medallas devocionales a la Virgen de la Cabeza las tipologías iconográficas más utilizadas son:
– Representación de la aparición. En este tipo de medallas podemos ver una representación de la aparición de la Virgen de la Cabeza al pastor de Colomera.
– Representación de la imagen entronizada. Esta iconografía, en concreto, es la más utilizada en las medallas, la imagen aparece entronizada en su trono-resplandor como elementos  más visibles y reconocibles de la iconografía mariana alusiva a la Morenita.
– Representación de rostro o medio cuerpo. Menos común, en este tipo de medallas podemos ver la cara con rostrillo o medio cuerpo.
En el reverso de las medallas históricamente se ha solido representar el Santuario, encuadrando la devoción en el lugar y epicentro en el cual la misma tiene asiento, sirviendo, a su vez, de estudio para comprobar la evolución del propio templo a través de los siglos. En algunas medallas antiguas podemos ver representado el santuario medieval que teníamos antes de la construcción del nuevo templo (1534-1611) (3) pero estas medallas seguramente fueron fabricadas cuando ya teníamos construido el nuevo templo.
En otras ocasiones, el reverso se ha utilizado con diferentes motivos, como por ejemplo: relicario, con la imagen de Jesús o lisas para poder grabarlas.

Estas medallas se comercializaban cerca del Santuario e, incluso en el mismo, y estaban por ende, al alcance de todos los devotos y peregrinos que concurrían a este sagrado lugar, independientemente de su condición u origen social, ya que se fabricaban con materiales preciosos y no en preciosos.
Las medallas con la representación de la Virgen de la Cabeza suelen ser metálicas, y a lo largo de la historia han ido variando en los materiales con los que se fabricaban. Seguidamente os detallo una pequeña reseña de la evolución en los materiales más utilizados.
 Antiguamente se fabricaban en bronce (aleación de cobre y estaño),  latón (cobre y zinc), e incluso plata u oro. 
Más contemporáneamente, a mediados del siglo XX empezaron a fabricarse medallas en aluminio, muy usado en las medallas de los estadales desde sus inicios. Poco después, rondando los años 70 del pasado siglo, se fabricaban algunas medallas en plástico, material más barato con el que se vendían medallas a menor precio pero ha quedado en uso residual debido a su fragilidad.
 Para evolucionar a último de siglo con medallas fabricadas en «zamak» , material que se obtiene con la aleación de  zinc, aluminio, magnesio y cobre. Este, en concreto, es el material más utilizado actualmente en las medallas cofrades o romeras.

Con referencia a su forma, lo más normal es que actualmente las medallas sean redondas u ovaladas, aunque también hay muchos diseños con diferentes formas como por ejemplo, por cierto muy identificativa, es la triangular, que confiere una estética parecida a la de nuestra cofradía.
– En el siglo XVI durante el renacimiento al iniciarse la fabricación de las medallas como las entendemos actualmente (con su asa para colgar) el diseño utilizado era la forma oval.
– En el siglo XVII se empiezan a fabricar medallas con forma octogonal u ochavada, acorazonada y circulares.
– El siglo XVIII la forma mas utilizada en la fabricación de medallas fue la redonda.
– En el siglo XIX el diseño mas utilizado es con forma ovalada y redonda. Y aparecen la medallas con forma polilobulada.