Dentro del contenido del dosier principal de desarrollo de la Comisión, se contemplaba el posible problema que podía existir en cuánto a la financiación económica para el pago de la hechura o mano de obra del orfebre, así como la compra de las diferentes piedras preciosas necesarias. Este planteamiento era fruto de nuestro convencimiento de no utilizar nunca el oro donado para estos fines, ya que esas donaciones de metal únicamente debían utilizarse para conformar la corona en si misma y no para convertirlo en moneda de pago. Se contempló que la Cofradía asumiera los gastos de este tipo, pero no fue posible al estar la Cofradía plenamente inmersa en los numerosos gastos originados con motivo de las celebraciones del Centenario y Año Jubilar.
Para solucionar este inconveniente, la Comisión ideó un sistema de donativos en efectivo denominados “especiales” de los que mas adelante hablaremos.
El coste del material de oro final necesario para realizar las distintas piezas de la corona era el más importante del proyecto, para lo que se requería aproximadamente 2,5 Kg. de oro. Esta cantidad de metal sería recaudado mediante un sistema de donación de piezas de oro. Alfredo Fernández desarrolló un sistema y procedimiento que supuso gran parte del éxito de la comisión para la correcta recepción de los donativos. Se consiguieron unos sobres de seguridad no manipulables. Cada sobre, disponía de una solapa-resguardo, con numeración correlativa tanto en bolsa como en matriz e Incluía además impreso la descripción del objeto y el nombre del donante, si era su voluntad.
El donante podía elegir indistintamente si prefería mantener anónimamente su identidad como también el objeto donado. Lo sobres para donación fueron enviados a las diferentes Cofradías Filiales, así como a Peñas, Asociaciones además de los respectivos puntos de recogida oficiales y la sede de la Real Cofradía Matriz.
A la recepción de cada “sobre donativo“, se proporcionaba al donante una tarjeta conmemorativa en agradecimiento de la Cofradía Matriz por tan digna colaboración histórica, con el numero de donativo, la fecha y la descripción de lo donado.
También el sistema de recogida del oro en los establecimientos se dio a conocer para que se tuvieran la máxima seguridad. Dos personas de la comisión debidamente acreditadas recogían los sobres y firmaban un acta de retirada, estos sobres junto con su acta correspondiente eran llevados a la sede de la Cofradía. Cuando había un numero de sobres importante se abrían en presencia de tres miembros de la comisión como mínimo, se pesaba todo por separado y se iban detallando en un nuevo acta general que quedaba adherida a las actas individuales de cada punto de recogida de esa remesa o lote. Finalmente, este acta general quedaba firmada por los presentes y a continuación se remitían al administrador de la página web para su publicación.
Este sistema fue el que dio la suficiente claridad y trasparencia a la comisión y generó la suficiente confianza a las personas que quisieran donar algo, teniendo la seguridad absoluta de que su ofrenda sería utilizada por completo en la corona.
Fueron muy importantes los establecimientos que desde el principio apoyaron el proyecto dando la opción a los devotos a dejar sus donaciones en sus tiendas durante sus horas de trabajo y de forma desinteresada:
ESTABLECIMIENTOS EN ANDÚJAR: Joyería Molina C/ San Francisco nº 11, Joyería Rey C/ doce de Agosto nº 2, Joyería Emilio Briones Plaza de la Autonomía, 2, Taller de Joyería Miguel Martínez C/ Emperador Trajano, 1
ESTABLECIMIENTOS FUERA DE ANDÚJAR: Artesanías San José en LINARES, Papelería lozano en MARMOLEJO, Joyería Ruiz en BAILÉN, Joyería Migal en ARJONILLA, Joyería Decorjoya en La Higuera
Después de registrar en el acta general cada donación, se agrupaban todas las alhajas en una caja común para ser llevadas al taller de Miguel Martínez donde él separaba lo que no era oro, de lo que si servía y se procedía al desmontaje de las piedras y perlas del oro de manera manual y también en presencia de, al menos, tres personas de la Comisión. Posteriormente, el oro resultante se fundía en un crisol pequeño formándose unos pequeños lingotes circulares de oro de 18 quilates, después de este proceso en el taller de Miguel se firmaba también un acta de lo realizado para que siempre hubiera responsables de cada acción.
Estos lingotes de oro redondos se tenían que llevar personalmente a un laboratorio de Córdoba para ser depurados, puesto que al orfebre solo se le podía proporcionar oro de 24 Quilates para él hacer la aleación necesaria. Este paso se garantizaba por certificaciones emitidas del laboratorio encargado de llevar a cabo el afinamiento del metal.
Respecto a las donaciones económicas que contribuirían a sufragar la compra de piedras, se ideó un sistema de donación peculiar, se le pondrían nombres a las gemas más significativas y se daría la opción a los devotos de sufragar el coste de algunas en especial como por ejemplo los cuatro zafiros del rostrillo, al ser azules se le pusieron los nombres de Rio Guadalquivir, Rio Jándula, arrollo del Gallo y arrollo del Membrillejo. Nuestra gratitud a todos aquellos que facilitaron esta dificultad.
Para sufragar el costo de la realización de la corona es necesario pagar al orfebre que se encargaría de llevar a la realidad este proyecto de restitución a la Virgen de su antigua corona y para este fin se ideo un sistema de donaciones de dinero en metálico por el cual se pagaría la totalidad de obra de arte a la que nos enfrentábamos.
Este sistema consistía en dividir las partes más importantes de la corona poniéndoles un precio, para que así los donantes pudieran participar en la corona de una manera más directa y significativa, porque el donante que quisiera podría tener la oportunidad de grabar en la parte trasera de cada pieza el nombre de la familia, Cofradía o Peña que donara esa pieza, y así poder formar parte mucho más directa de la Corona.
De esta manera toda familia o colectivo que haga un donativo, sabrá que la parte donada estará realizada de manera real por esta persona.
LOS DONANTES
Los verdaderos protagonistas de llevar a la realidad esta restitución histórica fueron todos los devotos de la Virgen de la Cabeza que con sus donaciones hicieron posible la ejecución de la corona. Desde esta Comisión Pro-Corona les damos las gracias a todos porque gracias a ellos el sueño de unos pocos cofrades se convirtió en el sueño de todos ellos y fueron ellos los que en realidad formaron esta comisión.
También por otra parte sorprendió la ausencia total de colaboración de la Orden Trinitaria, los hermanos mayores o la diputación como tales, incluso también la poca colaboración de las peñas romeras y las Cofradías filiales influenciados por ciertas campañas de desprestigio orquestadas desde el Santuario. Nunca llegaremos a comprender esta aptitud contraria al mejor regalo a una madre.
Destacar la aptitud constructiva del Excmo. Ayuntamiento de Andújar, especialmente al entonces Concejal de Cultura y Festejos, Rafael Toribio, que ante nuestra propuesta de financiar la hechura del escudo de la Ciudad, respondieron fielmente a su promesa realizando la donación de dicho importe cuando mas falta nos hacía para continuar con nuestro trabajo.
La premura del tiempo para recoger el oro fue importante y se dieron circunstancias anecdóticas como una persona que vino hasta Andújar en motocicleta lloviendo desde Mengíbar, para poder hacer entrega de un pequeño anillo de su padre fallecido que tenía un interés enorme en que formara parte de la corona de la Virgen. Esta anécdota describe totalmente el sentimiento de los donantes y el sentido de esta Comisión, que algo de ellos o de sus padres o familiares formara parte de la Virgen. Pocos proyectos unen tanto a nuestra Virgen de la Cabeza con sus devotos.