Redoble de tambor

Dentro del desarrollo de la fiesta de la Romería de la Virgen de la Cabeza que se realiza durante el mes de abril de cada año en Andújar, además de las exaltaciones de fervor religioso, la música forma parte inseparable de la fiesta desde hace varios siglos. Mucho se ha escrito sobre diferentes aspectos sociales, culturales, religiosos, emocionales o tradicionales sobre la romería, pero el mensaje histórico, la originalidad diferenciadora y la presencia inseparable del tambor romero a lo largo de los siglos como embajador de las cofradías, ha pasado casi desapercibido. Bajo distintas formas y estilos musicales el tambor ha ido evolucionando y cambiando a lo largo de los tiempos como acompañante rítmico a las músicas ejecutadas por chirimías, cornetas y otros instrumentos diferentes, o en muchas ocasiones en solitario.

Ese tambor –alejado de las influencias militares– exige un toque distinto capaz de resultar alegre al mismo tiempo que eficaz, para anunciar la presencia de las banderas de la cofradía. Del mismo modo que cada comitiva se distingue por sus pendones, estandartes y demás enseres propios, el toque del tambor ha experimentado notables diferencias entre unas y otras de forma que a simple oído se puede conocer la procedencia de la hermandad. Pero ese toque de tambor nos acompaña desde la noche de los tiempos, pues si nos remontamos a las crónicas más antiguas sobre la romería desde Salcedo Olid, Pérez de Guzmán, hasta Andújar Cardeña, nos hablan de la presencia inseparable de la música en cada una de las manifestaciones relacionadas con la fiesta, pero, además, en todas ellas siempre aparece el tambor como común denominador aún con denominaciones históricas distintas, como atabal o adufes en el texto de Lope de Vega, como instrumento imprescindible.

Partitura toque tambor romería Andújar

De ser un mero acompañante ha pasado a ocupar un puesto de merecida relevancia actuando por separado como reclamo festero. El «reclamo» consiste en realizar una serie de ritmos alegres y reiterados acentos métricos, con la intención de alertar a los presentes sobre la presencia de la cofradía. Precisamente ese toque mantiene unas características rítmicas diferentes dependiendo de la hermandad a la que pertenezca, variando incluso la velocidad del ritmo llegando al punto de reconocer en la distancia a determinada cofradía en función del «reclamo» que realice1, dando lugar a numerosas variantes. Muchos de los toques de tambor suelen estar escritos en compás binario y envueltos en ciclos repetidos de forma irregular, aunque cuando el toque lo realiza más de un ejecutante, requiere la aquiescencia de los miembros. El toque de tambor de la cofradía de Alcalá la Real conocido como el «toque del cerro», es muy parecido al toque de la hermandad matriz de la Virgen de la Cabeza de Andújar, pero sin embargo mantiene algunas diferencias que le confieren su personalidad rítmica distinta.

Se tiene constancia de que, en Andújar este toque de tambor acompañaba a la comitiva de la cofradía desde principios del siglo XX bajo las baquetas del conocido como «Marianico el del tambor», que para más señas era hojalatero y residía en la calle del Pino. Éste a su vez aprendió de su padre, que según el escritor Francisco Fuentes fue quien transmitió a su hijo el mencionado toque de romería, extendiéndose el conocimiento de la existencia de este puesto hasta fi nales del siglo XIX, lo que no cierra naturalmente la posibilidad de que este cargo lo vinieran desempeñando desde mucho tiempo antes algunos otros ejecutantes locales, tal y como apunta José María Andújar Cardeña, refi riéndose a la «publicación de banderas» realizada quince días antes de la romería allá por 1883, en donde iban acompañados entre otros por un tambor2. Por todo ello, es extremadamente complejo llegar a saber quién o quiénes lo inventaron y en qué principios se basaron, pues en muchos casos se trata de una evolución o de una adecuación a las posibilidades técnicas de cada uno de los intérpretes.

A Marianico el del tambor le sucedió «Barrera» –Juan Barrera Moreno– que a la sazón, era miembro de la Banda Municipal de música de Andújar desde 1942 desempeñando esta responsabilidad hasta 1959, y desde la década de los años 60 tomó el relevo Antonio Martínez conocido con el apodo de «come gatos» hasta su fallecimiento.

El toque del tambor de la cofradía Matriz admite dos versiones: una de carácter básico sin ornamentos percusivos, y otra más ornamentada que sin perder su base rítmica y su sentido, permite adornar el toque con mordentes y redobles que embellecen su ejecución. Ambas versiones se han simultaneado a lo largo de los años dependiendo de las posibilidades técnicas del instrumentista que lo realizara en cada momento.

En la actualidad, y toda vez que los ejecutantes forman un Bibliografía grupo considerable, los ciclos percusivos han tenido que consensuarse previamente para evitar desajustes entre ellos. En resumen, podemos decir que este «toque de tambor» romero forma parte del patrimonio cultural de la ciudad de Andújar, que viene acompañando a los romeros y a las cofradías desde tiempos inmemoriales y como tal debe ser respetado, protegido y conservado para que sigan disfrutándolo generaciones futuras, valorando esa riqueza cultural que atesora la Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza.

Fuente: Mirando al Santuario 2025, pag 116, JUAN ANTONIO GARCÍA MESAS Doctor en Historia y Ciencias de la Música

En los actos que se realizan en las calles por la cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza es tradicional que encabece estos actos un tambor con un toque característico. Este redoble de tambor anuncia la presencia de la Matriz.

En los años 20, casi todas las cofradías por no decir todas, entre el viernes y sábado tanto de día como de noche, subían andando o con mulos, al cerro por el camino “viejo” siguiendo un itinerario para la salida del pueblo, que partiendo de la Plaza Vieja, seguía por calle Calancha hasta el cuadro de la Virgen, donde se rezaba una salve a modo de saludo y pidiendo protección para el camino, siguiendo luego por Carrera de la Virgen a La Pontanilla y desde allí iniciar el camino, no sin hacer antes otra parada a la puerta del cementerio y rezar un padrenuestro por los difuntos. 1

Todas iban precedidas por el preceptivo tambor con el redoble que caracteriza a cada una de ellas. Una persona que nació en una de esas calles, me contaba que tantos años sintió el paso de las cofradías, que las llegó a reconocer por el distinto redoble de su tambor y pasaba toda la noche del viernes y buena parte de la del sábado, identificándolas desde su cama,” ahora pasa Sabiote, ahora Arjona, ahora está pasando Herencia, ahora Colomera….” 1

Fuentes:
1. Fernando Garcia Lopez – Facebook Pasión por Andújar