Cofradía de VALDEPEÑAS

IMAGEN VIRGEN DE LA CABEZA DE VALDEPEÑAS

La imagen de la Virgen de la Cabeza de Valdepeñas es una talla anónima, sin fecha de origen documentada. No obstante, según expertos en imaginería religiosa, su creación podría estar estrechamente vinculada a la fundación de la hermandad en el año 1575. Se trata de una imagen de candelero, realizada en madera, con una altura aproximada de 1,1 metros. Presenta el torso, las manos y la cabeza policromados, y destaca por tener pestañas de pelo natural.

La Virgen procesiona en dos ocasiones al año, con distintas iconografías:

Domingo de Resurrección: Participa en la procesión ataviada como dolorosa, sin el Niño Jesús y bajo palio. Luce un manto de terciopelo rojo, que cubre desde la cabeza y hace juego con el palio del mismo color, acompañado de una toca de sobremanto.

15 de agosto: Sale en procesión gloriosa, enmarcada en las fiestas del barrio que conmemoran su aparición en el cerro del Cabezo la noche del 11 de agosto y su Asunción a los cielos el día 15. En esta ocasión, porta al Niño Jesús en brazos, no lleva palio y suele vestir su manto de terciopelo verde, colocado como una capa desde los hombros.

Aquí tienes un resumen del texto sobre la Cofradía de la Virgen de la Cabeza de Valdepeñas, con una estructura clara y concisa:


La Cofradía de Ntra. Sra. de la Cabeza de Valdepeñas: Historia y Devoción

La Cofradía de Nuestra Señora de la Cabeza de Valdepeñas es una de las hermandades más antiguas de la ciudad, con una rica historia ligada a la devoción mariana en la región. Su origen se remonta a la aparición de la Virgen María al pastor Juan de Rivas en el cerro del Cabezo, en Andújar, en 1227. La cercanía de Valdepeñas a Andalucía propició la rápida extensión de esta advocación en la localidad.


Fundación y Primeras Romarías

Fundación (1575)

La hermandad de Valdepeñas aparece registrada en los libros capitulares de la Cofradía de Andújar en 1555, y su fundación oficial data de 1575, lo que la convierte en la segunda hermandad más antigua de Valdepeñas aún activa, solo superada por la extinta de Ntra. Sra. de Gracia (fundada en 1573). Ocupaba el puesto 37 en la lista de antigüedad de cofradías filiales.

Origen y Gremio de Pastores y Arrieros

La devoción a la Virgen de la Cabeza en Valdepeñas estuvo estrechamente ligada a los gremios de pastores y arrieros. Estos se unían para peregrinar a Andújar, partiendo desde un punto de confluencia de caminos importantes como De la Encomienda, Cuesta del Borrico y Peña del Cuervo. En este lugar, motivados por su profunda fe, decidieron construir una ermita en honor a la Virgen de la Cabeza. La Mesta de Valdepeñas, ligada al Concejo Nacional de la Mesta fundado por Alfonso X, jugó un papel fundamental en el desarrollo de esta devoción, utilizando las cañadas reales que cruzaban la villa.


Desarrollo y Consolidación de la Cofradía

Impulso de Don Bernardo de Quintanilla (1652-1655)

El culto a la Virgen de la Cabeza en Valdepeñas se afianzó notablemente gracias a Don Bernardo de Quintanilla, párroco de la iglesia de la Asunción. En su testamento de 1652, dejó varias fundaciones y mandas piadosas, incluyendo:

  • Una memoria para el Santísimo Sacramento.
  • Una capellanía dotada con doscientos reales anuales para misas en la ermita de la Virgen de la Cabeza, beneficiando a los vecinos más pobres de la zona.
  • Fondos para el mantenimiento y adorno de la ermita y la imagen de la Virgen, incluyendo la donación de seda bordada para un vestido de gala.

Renovación de Ordenanzas (1656)

En 1656, tras una visita eclesiástica, se ordenó a la cofradía elaborar nuevas ordenanzas, ya que las antiguas no se encontraban. Estas nuevas normativas, redactadas por el prioste y los cofrades, detallaban:

  • La obligación de los cofrades de acudir anualmente a la fiesta y procesión de la Virgen.
  • La celebración de vísperas y misa cantada con la mayor solemnidad en la ermita.
  • La invitación al Rector y Cabildo Eclesiástico de San Pedro a los actos.
  • La elección de oficiales y prioste exclusivamente de los gremios de labradores y ganaderos, a excepción del advenidor que siempre sería un labrador.
  • La celebración de una misa de réquiem por Don Bernardo de Quintanilla y benefactores.
  • El nombramiento de un capellán para la Cofradía.
  • La naturaleza sacramental de la hermandad, con la obligación de asistir a las procesiones del Jueves Santo y Corpus Christi.

Carácter Sacramental de la Hermandad

Las ordenanzas impulsadas por Don Bernardo de Quintanilla otorgaron a la cofradía un marcado carácter sacramental, estableciendo su participación activa en las procesiones del Santísimo Sacramento.

Procesión del Domingo de Resurrección (finales del siglo XVII)

A finales del siglo XVII, los cofrades participaban en la procesión del Resucitado desde la ermita de la Virgen de la Cabeza hasta la ermita de la Magdalena, tradición que fue recuperada tras la Guerra Civil y que la propia hermandad organiza desde 1989.

Vinculación con la Cofradía Matriz de Andújar

La cofradía mantenía una estrecha relación con la hermandad matriz de Andújar, conservando su sitio en el santuario y participando en la romería anual. Se establecían normas para la recaudación de limosnas y la administración de los bienes.

Admisión de Hermanos Cofrades (1657)

Las ordenanzas de 1657 detallaban los requisitos para la admisión de nuevos miembros: hombres pagaban cuatro reales y mujeres dos, y los hijos varones podían ingresar sin formalidades adicionales. Se exigía el acatamiento de las ordenanzas.


Esplendor, Crisis y Resurgimiento

Aumento Devocional y Ampliación de la Ermita (1677-1712)

En 1677, la cofradía de Valdepeñas figuraba en el puesto 44 de las hermandades que acudían en romería al cerro del Cabezo, lo que indicaba su creciente esplendor. En 1690, se decidió ampliar la capilla, adquiriendo sus dimensiones actuales, utilizando fondos del legado de Quintanilla y donaciones. Las obras, que duraron varios años, concluyeron casi por completo en 1712.

El Pintor Lizcano y la Decoración del Camarín (1714)

En 1714, la hermandad encargó a Alberto Lizcano del Prado, reconocido pintor manchego, la decoración con frescos del camarín de la Virgen. Lizcano representó pasajes de la vida de la Virgen María y la aparición de la Virgen en el cerro del Cabezo. Las obras finalizaron en 1715, dejando la ermita con una cúpula y sacristía, y un retablo mayor presidido por la imagen de Ntra. Sra.

Promesas y Donaciones

A lo largo de los siglos, numerosas personas realizaron donaciones a la Virgen de la Cabeza, ya sea por promesas o por devoción, lo que contribuyó al sostenimiento de la cofradía y la ermita.

Primera Supresión de Cofradías (1771)

En 1771, durante el reinado de Carlos III, una denuncia sobre irregularidades en la romería de Andújar llevó a una investigación y a la supresión de 24 cofradías sin estatutos, incluyendo la de Valdepeñas. Aunque se demostró la inocencia de las cofradías en algunas acusaciones, la reorganización fue un proceso lento y complicado, extendiéndose hasta 1870 para Valdepeñas debido a desacuerdos entre el Consejo de Castilla y el Arzobispado de Toledo.

Visita del Marqués de Santa Cruz (1774)

En 1774, el marqués de Santa Cruz visitó la ermita de la Virgen de la Cabeza en Valdepeñas, quedando admirado por las pinturas de Lizcano en su camarín.

La Ermita y Cofradía a Finales del Siglo XVIII

A finales del siglo XVIII, la ermita presentaba deterioro, y la cofradía, en crisis por la pérdida de cofrades y la falta de donaciones, se vio obligada a vender parte de sus bienes para costear reparaciones.

Rogativas

La cofradía realizó dos importantes rogativas con la imagen de la Virgen de la Cabeza: una en 1753 por la sequía, y otra en 1793 por una tormenta de granizo.

La Guerra de la Independencia (1808)

Durante la Guerra de la Independencia, la ermita fue dañada por las tropas francesas que volaron un polvorín. Las reparaciones se iniciaron en 1814 gracias a limosnas y donativos, aunque los frescos del camarín se perdieron en el incendio. La ermita siguió siendo un punto de reunión para los romeros.

La Desamortización y Supresión de la Cofradía (1836)

El decreto de Desamortización de Mendizábal en 1836 y la supresión de cofradías en 1845 significaron la pérdida de bienes y la suspensión de la corporación mariana de Valdepeñas, rompiendo su vínculo con la hermandad matriz de Andújar. La cofradía inició trámites para su recuperación en 1860, aunque no fue hasta 1870 que se aprobó definitivamente.


Siglos XX y XXI: Adaptación y Continuidad

Cambio de Festividad (1889)

En 1889, la cofradía y el Ayuntamiento acordaron cambiar la festividad de la Virgen de la Cabeza al 15 de agosto para no coincidir con la feria local.

Reorganización y Evolución (1900-1929)

En 1900, la cofradía se reorganizó y sus estatutos no hicieron referencia a la romería de Andújar ni a otras obligaciones antiguas, perdiendo el contacto con la matriz y la tradición de la procesión del Domingo de Resurrección. En 1911, la ermita y cofradía pasaron a formar parte de la jurisdicción de la nueva parroquia del Santo Cristo de la Misericordia. Se destacaron las solemnes novenas y la participación en la procesión del Resucitado, recuperándose la tradición de la «presentación» en la plaza de la Calera.

Tercera Supresión por la Guerra Civil (1936)

La Guerra Civil Española llevó a la tercera supresión de la hermandad. Sin embargo, la imagen de la Virgen fue salvada gracias a Dionisio Crespo Barrios, quien la ocultó en su casa. Tras la contienda, en 1948, el Padre Matías Horrach impulsó la reconstrucción de la ermita, y la imagen de la Virgen regresó en solemne procesión desde la parroquia del Santo Cristo.